lunes, 19 de septiembre de 2011

Orgullo brownie (Hugo Gómez, 4to. Et. III)


Hace mucho tiempo, durante la noche, una casa de una familia tradicional escocesa era visitada por los brownies, una especie de duendes que se dedicaban a realizar una diversa cantidad de tareas hogareñas, tales como limpieza de las habitaciones, baños, etc.
A la mañana siguiente cuando la familia despertaba veía con asombro que toda la casa estaba prolija y muy ordenada. Realmente los escoceses estaban contentos con la presencia de esas especiales criaturas, por ello comenzaron a dejarles unos presentes para recompensar su trabajo.
Cuando los brownies regresaban a la casa por la noche y encontraban sus respectivos regalos, continuaban realizando las tareas en forma más grata y eficiente, tomando esos presentes como un agradecimiento de parte de la familia a la que ayudaba a realizar determinados quehaceres domésticos.
Después de un tiempo, la familia empezó a dejarles presentes en forma proporcional al trabajo realizado, entendiendo que de esa manera estaban recompensando a los brownies, como si fuera una paga por las tareas, desconociendo que esta actitud iba a molestar a sus colaboradores.
Los brownies se enojaron con la familia dado que eran benefactores, pero a su vez muy orgullosos, y cuando entendieron que lo que se les daba era una especie de salario o remuneración en función de las tareas realizadas se disgustaron y no quisieron trabajar nunca más para esa familia, porque de acuerdo con su forma de ser, no querían ser esclavos de nadie y desaparecieron repentinamente sin dejar rastros.
La familia, con la partida de los brownies, se quedó muy triste y perturbada, pero como los extrañaban mucho quisieron hacer algo para homenajearlos. Las mujeres de la casa prepararon una masa dulce de chocolate color marrón, semejante a los brownies cortada en pedacitos chicos y chatos, que decidieron bautizar como ellos, “brownies”.

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