lunes, 19 de septiembre de 2011

El gigante de bronce y la bestia (Ezequiel Guerrero, 4to. Et. I)


(De aere et bestiae gigas)
Mientras los persas emprendían un viaje hacia las playas griegas con el fin de asesinar a cualquier griego que se les cruzase en el camino, en el mar descansaba una bestia enorme a la cual le llamaban El Kraken.
Los pocos marinos que lograron sobrevivir al ataque de esta bestia lo describían como un tipo de pulpo o calamar gigante, que emergía de las profundidades del mar atacando barcos y devorando marinos. Todas las personas creían que era un simple mito, hasta que se empezaron a encontrar pedazos de barcos y cuerpos de marineros en las playas.
A pesar de todo, los soldados persas cruzaban el mar con innumerables embarcaciones, claro que cientos eran destruidas en el camino. Una vez que se encontraban en playas griegas se topaban con un gigante que  poseía un  invulnerable cuerpo de bronce, su nombre era Talos, era irrigado por una única vena diminuta que lo recorría desde el cuello al tobillo, donde estaba rematada por un clavo que le impedía desangrarse, siendo su único punto débil. 
Los soldados decían que si Talos sorprendía a algún extranjero, se metía en el fuego hasta calentarse al rojo vivo y abrazaba entonces a sus víctimas hasta abrasarlas. Los persas desembarcaban en las playas con la mitad de su ejército, debido a que la otra parte la perdían en el camino. Estos venían a conquistar las tierras griegas pero debían derribar al enorme Talos.
            Para librarse del enorme Talos, los persas decidieron acudir a una poderosa hechicera que creando pócimas enloqueció al gigante, haciéndole creer que era inmortal y convenciéndolo que si le quitaba el clavo que poseía en su tobillo no le pasaría absolutamente nada; para que este lo escuche la poderosa hechicera lo hipnotizaba desde un templo que se encontraba en la ciudad persa. Una vez que lo hipnotizó e hizo que se sacase el clavo, el poderoso y enorme Talos se desangró en las playas de los griegos; sin embargo, era demasiado tarde debido a que los persas habían sido, en gran parte, asesinados en manos de los griegos y por Talos.




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